Deja que los sabores se fusionen
¿Quieres servir algo especial a tus invitados? Esta receta de café vienés es algo único que todos disfrutarán. Un café con nata montada, buen chocolate y canela espolvoreada que a todos les encantará. La crema y el chocolate aportan el sabor y la dulzura al café, y la crema batida espolvoreada con canela lo convierte en un capricho para una ocasión especial. Esta receta de café vienés, con la que puede ser creativo añadiendo gustos, seguro que gustará a su invitado. Use tazas de vidrio transparente para servir su café vienés y unte el interior de la taza con un poco de jarabe de chocolate para que parezca una delicia espectacular.
Tiempo de preparación: 5 minutos
Tiempo de cocción: 5 minutos
Receta para: 8
3 tazas individuales (90 ml) de café expreso L’OR caliente L'OR Espresso Fortissimo or L'OR Espresso Splendente
¾ taza de agua hirviendo
½ taza de crema batida espesa
225 gr. de chocolate de buena calidad picado
½ taza de crema batida o crema fresca para montar
Canela molida
1
Cocine a fuego lento ½ taza de crema en una cacerola grande. Reduzca a fuego lento.
2
Agregue el chocolate picado y remueva hasta que se derrita y quede suave.
3
Vierta poco a poco el café caliente y agregue el agua. Puede agregar un poco de azúcar si lo desea.
4
En un recipiente aparte, bata la crema batida hasta que quede bien montada y reserve.
5
Vierta la mezcla de café vienés en tazas. Cubra con crema batida para formar una capa encima.
6
Espolvoree con canela en polvo y sirva inmediatamente.
Esta receta de café vienés es fácil y rápida de preparar y solo necesitarás unos pocos ingredientes. Además, con esta receta podrás servir a tus invitados un delicioso café que tal vez nunca hayan probado. La crema batida en este café completa tu café vienés.
El Café de Viena es el nombre de un popular café a base de crema. Contiene espresso, chocolate y nata montada. Tradicionalmente, se sirve en un vaso y se cubre con crema batida.
Cuenta la leyenda, que el café se introdujo en Viena por los turcos después de su segundo ataque en 1683. La ciudad fue liberada después de varios meses de asedio gracias a la información proporcionada por Franz Georg Kolschitzky, un joven noble polaco. Como recompensa, recibió 500 sacos de café abandonados en un campamento enemigo. Kolschitzky experimentó con el café turco, pero a los vieneses no les gustó el sabor. Entonces decidió filtrar su café y endulzarlo con leche y azúcar. Se convirtió en un éxito inmediato. Los rituales que creó en torno al consumo de café, como hacer música y leer periódicos, todavía se siguen en la actualidad.
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